Al final de la página tienes tu guía, pero antes déjame que te cuente algo que nos pone en situación…

El mundo del fútbol es un mundo extraño, muy extraño. 

Y eso solo lo percibes cuando estás dentro, viviéndolo desde dentro, tomando decisiones desde dentro, decisiones que implican a mucha gente. 

A mucha. 

Porque mucha gente piensa que el entrenador influye en unos pocos niños que entrena, pero no es así. 

El padre enfadado porque su hijo no juega o porque ha fallado uno o dos pases y no le habla de camino a casa.

El árbitro que se siente amenazado por el entorno y por los entrenadores que protestan una decisión y se va a casa pensando que es un inútil.

El coordinador que habiendo perdido varias veces el equipo siente que va a tener que tomar alguna decisión y se ve en la obligación de analizar con el entrenador que está pasando. 

El señor jubilado que se acerca al campo a ver fútbol durante toda la mañana y siente que ha perdido unas horas viendo algo que no tiene sentido. 

Ser entrenador de fútbol implica controlar emociones, las tuyas y las de los demás, con decisiones acertadas, con decisiones equivocadas. 

Y no todo el mundo está preparado para entrar en un mundo extraño.

Ser entrenador de fútbol te obliga a dar lo mejor de ti a cada momento, te obliga a ser quien no eres durante un rato y rehacerte a cada minuto, seguir creciendo día a día.

Y no todo el mundo es capaz de crecer cada día, de ser mejor cada día, de aprender cada día algo nuevo.

No te conozco, pero hace falta ser valiente para ser entrenador de fútbol y hay muchas razones para asumir este reto. 

Muchas. 

Aquí debajo las 7 principales.