¿Qué define a un buen entrenador?
Muchos dirían que su capacidad para planificar.
Y es cierto: saber lo que quieres trabajar, tener una estructura clara y marcar una dirección es fundamental.
Pero hay algo que, en mi experiencia, es igual o incluso más importante:
👉 la capacidad de adaptarte.
De director a adaptador: dos roles en uno
Hay días en los que actúo como director de orquesta.
Decido qué quiero trabajar, qué contenidos toca introducir esta semana, cómo encaja todo en el modelo de juego.
Pero luego llega la realidad.
Un partido intenso.
Jugadores agotados.
Unos han jugado todos los minutos. Otros, apenas.
Y ahí el plan ya no vale.
Toca leer el contexto. Escuchar. Ajustar.
Y en lugar de posesiones intensas, hacer espacios amplios y cargas controladas.
El equipo necesitaba recuperar, no sufrir.
Cuando el calendario se desordena
Otro ejemplo:
Tenía planeada una semana tranquila, sin partido.
Y me ofrecen un amistoso contra un rival de nivel superior.
¿Rompo el plan?
¿Lo mantengo?
Decidí jugar.
Porque a veces, el crecimiento no está en lo que planeaste, sino en lo que aparece sin avisar.
Ese partido fue una oportunidad para medirse, para crecer, para salir de la zona de confort.
Adaptarse no es debilidad. Es inteligencia táctica y emocional.
A veces creemos que ser flexibles es ceder.
Que si no cumples tu planificación al 100 %, estás fallando.
Pero no.
Adaptarse no es traicionar tu idea. Es protegerla.
Es cuidar a tus jugadores.
Es hacer que tu modelo se mantenga vivo y coherente, incluso cuando el contexto cambia.
Lo que he aprendido como entrenador
- La planificación es tu brújula.
- Pero la adaptabilidad es tu volante.
Y si no sabes girar a tiempo, aunque sepas hacia dónde ibas, te sales del camino.
El fútbol, como la vida, es impredecible.
Y la verdadera habilidad de un entrenador no está en su agenda,
sino en su capacidad de adaptarse sin perder el norte.
¿Quieres aprender a planificar con flexibilidad y adaptarte sin romper tu modelo?
Escríbeme por privado en @aprende.entrenando y lo vemos juntos.