Una de las frases más repetidas entre entrenadores es:
“Quiero que mis jugadores tomen mejores decisiones en el campo.”
Pero cuando llega la hora de entrenar… se cae en dos extremos:
- El caos total, donde todo vale y no hay estructura.
- O el control absoluto, donde el jugador solo tiene que ejecutar órdenes.
Y en ambos casos, la toma de decisiones real no aparece.
Porque decidir no es hacer lo que el entrenador grita.
Ni tampoco hacer “lo que te dé la gana” sin ningún tipo de estímulo.
Entrenar la toma de decisiones es mucho más que eso. Y aquí quiero ayudarte a entender cómo hacerlo desde una perspectiva real, formativa y útil para el fútbol base.
1. Entender qué es una decisión en fútbol
Decidir es elegir entre varias opciones posibles en un contexto determinado.
Y en fútbol, esa decisión está condicionada por:
- El rival
- Los compañeros
- El espacio
- El tiempo
- El marcador
- Tu propio estado físico o emocional
Por eso, no existe una “decisión correcta universal”, sino una decisión adecuada al contexto. Y eso es lo que debemos entrenar.
2. El entorno es el maestro: diseña situaciones reales
Para mejorar la toma de decisiones, el jugador necesita estar expuesto a situaciones donde deba decidir.
Eso implica ejercicios que:
- Tengan oposición real
- Involucren espacio, tiempo y compañeros
- Permitan más de una solución válida
- Sean repetibles, pero no repetitivos
Ejemplo:
Un 4v2 con condiciones para progresar por dentro o por fuera.
El jugador no repite un pase porque “es el ejercicio”, sino porque lo ha leído como la mejor opción.
3. Equilibrio entre libertad y guía
Aquí está uno de los grandes secretos:
no se trata de dejar hacer todo, ni de decir todo.
El entrenador que solo grita “¡pásala ya!” interrumpe el proceso de aprendizaje.
Y el que se queda mirando sin intervenir, no acompaña el desarrollo.
👉 El punto está en guiar la reflexión, no en imponer la acción.
- Puedes intervenir al final del ejercicio con preguntas.
- Puedes parar para mostrar opciones sin decir cuál es la mejor.
- Puedes diseñar variantes que incentiven decisiones distintas sin verbalizarlas.
4. Usa tareas con variantes y decisiones encadenadas
Las decisiones en fútbol no se toman en aislamiento.
Por eso, es útil crear tareas donde:
- Una acción inicial condicione la segunda.
- El jugador tenga que adaptar su elección a un cambio.
- Existan varias vías de resolución.
Ejemplo:
Un ejercicio donde tras superar una línea en conducción, el jugador debe decidir entre pase a un apoyo o tiro, según la presión del defensor.
Esto entrena la flexibilidad cognitiva, clave en el fútbol.
5. Fomenta el lenguaje y la reflexión entre jugadores
Entrenar la toma de decisiones también es:
- Hablar del juego.
- Preguntar por qué han hecho lo que han hecho.
- Compartir puntos de vista entre compañeros.
No necesitas una pizarra ni un discurso largo. A veces basta con:
- “¿Qué has visto en esa jugada?”
- “¿Qué otras opciones había?”
- “¿Lo repetirías o cambiarías algo?”
No hay aprendizaje profundo sin reflexión.
6. Acepta el error como parte del proceso
Si entrenas toma de decisiones, vas a ver errores. Y eso es una buena señal.
El jugador necesita:
- Explorar
- Fallar
- Corregirse
- Volver a probar
Pero si cada error recibe una crítica inmediata, el jugador:
- Deja de probar.
- Busca solo la aprobación.
- Pierde autonomía.
Decidir bien lleva tiempo. Y como entrenadores, debemos tener paciencia y criterio para valorar la intención, no solo el resultado.
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