No solo se juega en el campo, también se juega por dentro
En la vida de un entrenador de fútbol, la presión no es una posibilidad, es una certeza.
Y no me refiero solo a esa presión que uno se impone cuando quiere hacer bien las cosas.
Hablo de la presión real, la que te llega por todos los frentes:
- Jugadores que desafían tu autoridad.
- Representantes que te sugieren (o exigen) a quién poner.
- Directivos que esperan resultados inmediatos.
- Padres que juzgan sin entender.
- Y seguidores que, desde fuera, siempre saben más.
He estado ahí. Sé lo que se siente.
He tenido jugadores con actitudes difíciles.
He recibido mensajes y llamadas de representantes que querían imponer su opinión.
Y sí, en esos momentos te preguntas si vale la pena.
Pero siempre hay algo que me lo recuerda: sí, vale la pena.
La clave está en lo que no se ve
Para aguantar firme cuando te están presionando,
para no romperte cuando te juzgan sin conocerte,
necesitas algo que no se entrena con balón ni con vídeos tácticos:
👉 Fuerza interior. Equilibrio emocional. Claridad de valores.
¿Cómo se consigue eso?
No te lo da un curso UEFA.
No te lo enseña nadie en las reuniones técnicas.
Eso se entrena en silencio, leyendo, reflexionando, rodeándote de personas que te inspiran.
Y sobre todo, recordando quién eres y por qué empezaste a entrenar.
Porque si te olvidas de eso, si dejas que te arrastre la presión externa,
acabarás tomando decisiones para agradar, no para educar.
Y ese día, pierdes. Aunque ganes el partido.
Mi consejo para ti
Si estás viviendo una etapa así…
Si sientes la presión más fuerte que nunca…
Para un momento. Respira. Recuérdate tus valores.
No estás solo. Todos hemos pasado por ahí.
Si quieres hablar de esto más a fondo, escríbeme un privado por Instagram:
Un abrazo de gol,
Víctor