¡Hola! Bienvenido a otra entrega del blog. El otro día estuvimos viendo en redes sociales un planteamiento sobre la Mentalidad del entrenador de fútbol base; es una situación del partido en el que tenemos que decidir muy rápido.
El ritmo del partido es vertiginoso y como entrenador debemos tomar decisiones asertivas de acuerdo a las exigencias del mismo partido. Esto pone a prueba nuestra capacidad de reacción.
Quizá necesitemos reemplazar un jugador lesionado por falta o para incrementar el ritmo de juego debamos hacer un par de recambios. En unas acciones tendremos que pensar rápidamente la solución y en otras podremos analizar con tiempo.
Hoy vamos a analizar este planteamiento. Además, al final de la entrada te contaré qué decisión tuve que tomar yo y si me salió bien o me salió mal. Venga, ¡vamos a ello!
El planteamiento del problema y cómo solucionarlo con mentalidad de entrenador
Bueno, ya sabes el planteamiento y vamos con los detalles. Este era un equipo juvenil, estábamos en el minuto 93. Si ganábamos el partido, mantenemos la categoría. Si empatábamos, teníamos la última jornada para lograr la permanencia; y si perdíamos, descendíamos inmediatamente.
La situación pone a prueba la Mentalidad del entrenador de fútbol base. Se plantea en el que el portero nos pide subir a rematar una acción final de saque de esquina, saque de esquina minuto 93, y nosotros tenemos que decidir si le dejamos o no le dejamos.
Partimos de la base que todas las decisiones son buenas en función del resultado que se dé al final. Es posible que haya dicho a mi portero que se quedase y no haga gol en la última jugada, o es posible que incluso haya mandado al portero arriba y lograra hacer gol.
No se sabe hasta el final cuál es el resultado, cuál es la opción elegida correcta. ¿Qué nos lleva a tomar una decisión u otra? ¿Cuáles factores influyen?
- La mentalidad enfocada en aumentar los aciertos
Nuestro trabajo como entrenadores es aumentar el porcentaje de aciertos; tenemos que ser capaces de dar a nuestros jugadores la capacidad de acertar más siendo más asertivos en la toma de decisiones.
Nosotros no podemos hacer goles, nosotros no podemos defender una jugada, pero sí podemos dar a nuestro cuadre las pautas para que ellos puedan hacerlo con mayor porcentaje de acierto.
Para aumentar ese porcentaje necesitamos reducir la incertidumbre, ¿de qué manera podemos reducir la incertidumbre? Simple, con el entrenamiento. Cuanto más entrenemos, menos incertidumbre habrá.
De la mano de los entrenos, entra también la Mentalidad del entrenador de fútbol base a la hora de observar el partido en caliente, analizar y tomar las decisiones asertivas en cuanto a si cambio a un jugador por otro, subo la presión, arriesgo y voy con todo, entre otros.
¿Cómo funciona la mente de un entrenador?
A primeras es algo complicado adentrarse dentro de la cabeza del entrenador y encontrar ese rincón con un rótulo que diga “Mentalidad del entrenador de fútbol base” y observar sus mecanismos de funcionamiento.
Para entender nuestra cabeza, cómo funciona nuestra cabeza, nos podemos ir a uno de los libros que se llama “Pensar rápido, pensar despacio” que es el psicólogo alemán Daniel Kahneman y básicamente nos explica que hay dos tipos de pensamiento: uno, el sistema rápido; dos, el sistema lento.
- El sistema rápido
En el sistema uno, el rápido, está guiado por las emociones y por un sistema automático. Es este que condiciona nuestra capacidad de reacción ante estímulos. Funciona cuando reaccionamos ante un estímulo que despierta unas emociones, como por ejemplo la desesperación cuando vamos abajo en el marcador.
Este modelo hace referencia a nuestro cerebro más primitivo, el que controla nuestras funciones más básicas como respirar, comer y sobrevivir.
¿Cómo solemos reaccionar? Con un gesto físico, tal vez; este es el peor momento para la toma de decisiones tácticas. Nuestro juicio está nublado por las emociones, y dependiendo de las condiciones del momento puede que hasta tomemos decisiones erradas en un partido tan importante.
- El sistema lento
El sistema dos, el lento, está guiado por el análisis. Es un sistema en el que nos exige pensar, nos exige tomar determinadas decisiones. Hablamos de gestionar emociones, usar más la razón que el corazón.
Ya es la parte que razona del cerebro. La que usamos para resolver problemas abstractos, idear tácticas, hacer la formación más adecuada de cara a un rival que juega de determinada manera. En fin, el pensamiento abstracto.
El objetivo nuestro es lograr que el sistema dos se integre dentro del sistema uno. ¿Cómo lo logramos? Con planificación inteligente.
Durante las semanas debemos ser capaces de analizar todas las situaciones posibles que se pueden dar en el encuentro para reducir el porcentaje de que el sistema uno entra a formar parte.
Por ejemplo: si durante la semana he logrado sentarme delante de un papel durante dos días diferentes, analizar las situaciones posibles que se van a dar durante el encuentro, tener un plan sobre esas situaciones, ¿qué haría yo en esa situación? Gestionar emociones, ¿cómo? Eliminando aquellas que nublan el juicio, porque ahí no tengo emociones, estoy en casa sentado delante de un papel.
Si se da una situación en el minuto 93 en el que voy a empate, ¿qué haría? Dentro de mi capacidad de reacción, yo decidiría mandar al portero. Ya sé que en mis cien por cien sin emociones sería mandar al portero.
O por el contrario, decido que no voy a mandar al portero. En este caso ya sé que no voy a mandar al portero, mi cien por cien de decisiones es que no voy a mandar al portero; para que luego cuando llegue el partido y entre en juego el sistema uno, el sistema rápido, en el sistema en el que estarían las emociones, eso suponga sólo una modificación en un porcentaje pequeño de la decisión final.
¿Qué van a influir en la toma de decisiones? Las emociones, ¿y las emociones por qué están llevadas? Están llevadas por la situación del partido y ahí entra en juego muchos aspectos.
Influencias sobre la Mentalidad del entrenador de fútbol base
Los aspectos que tengo siempre en cuenta para la toma de decisiones son: el público en ese momento, a lo mejor hay una presión importante del público y mi capacidad de reacción debe actuar para tomar una decisión, ¿mando al portero no mando al portero?; las situaciones previas del partido, todo lo que ha ocurrido en el partido; las acciones anteriores del partido.
Es posible que haya hecho el uno – uno, le haya hecho un saque de esquina, es posible que haya rematado en los anteriores saques de esquina y le esté provocando una situación compleja y complicada.
Entonces todas esas situaciones previas juegan a favor para ello, mandar portero o no mandarle. Es posible que haya estado sufriendo durante los últimos minutos y que esa acción suponga un impulso tremendo.
Si yo tengo muy claro durante mi semana que mi sistema dos, mi sistema lento, mi sistema de análisis, me está diciendo que, en una situación de esas tranquilamente en casa estoy decidiendo, me la jugaría porque quiero ganar este partido.
Porque la última jornada me pasa que juego contra este rival me va a suponer una presión la realidad y quiero mandar al portero para arriba ya sé que si se da esa situación en los últimos minutos de juego le mandaría.
Pero luego va a influir todas las emociones del sistema uno para tomar la decisión final. Pero yo tengo ya anotado en mi hoja en que si se da esa situación, con calma, con tranquilidad, mandaría al portero para arriba.
¿Si notas como, al gestionar emociones, estoy adelantándome a los posibles escenarios? No es algo que se aprende de un día para otro, requiere práctica constante y hábitos que usas antes de los partidos.
¿Y qué ocurrió con el problema del comienzo?
Os estaréis preguntando, ¿qué decisión tomé en ese momento? A mí me ocurrió esa situación en un partido, así como os expliqué al principio en el planteamiento del problema, y la decisión que tomé fue no mandar al portero.
El partido iba empatado 1 – 1, era el minuto 93 de partido, estábamos jugándonos el descenso y si ganábamos al rival ya ellos descendían y nosotros nos mantenemos en la categoría, y la última jornada ellos jugaban contra un rival que también se jugaba el descenso y nosotros jugamos contra un rival que no nos jugábamos nada.
¿Qué ocurrió? En que esa misma semana pensábamos que habíamos tomado la decisión correcta, estábamos vivos, estábamos fuertes y con muchas ganas. Sin embargo, durante la semana ocurrió algo que no había yo medido. Yo había decidido que sí se daba una situación de esa no íbamos a mandar y no conté con un tema muy importante y os lo voy a explicar.
- El factor humano
Por mucha planificación que tengas, por todas esas horas de análisis que hayas invertido, nunca dejes por fuera el factor humano. ¡Jamás! Es como la suerte, a veces juega a tu favor y otras veces juega en tu contra, por lo que te recomiendo tenerlo en cuenta.
El equipo eran jugadores juveniles de diecisiete y dieciocho años y con diecisiete y dieciocho años la sangre les hierve en las venas, se va a por todo sin medir nada y no hay miedo al riesgo.
Las situaciones no se valoran tanto en esas edades. Por tanto ellos lo percibieron como que estábamos dando un paso atrás en vez de lanzarnos a ganar el partido; ellos hubiesen ido a por todas las acciones a intentar ganar el partido en esa jugada.
Había mucho que perder y ellos tenían en claro una sola cosa: salir a matar sin mirar a los lados ni vacilar en las decisiones.
El riesgo lo tenía que asumir yo y si decidía mandar a mí portero arriba, la situación podría haber sido muy problemática y no hubiésemos dado origen a que hubiésemos podido tener una última jornada de liga para poder lograr mantener la categoría.
¿Qué ocurrió? Que ellos al querer ganar el partido en esa última jugada, durante la semana, vieron que toda esa confianza que se podía haber tenido en el equipo, en haber ganado en ese partido, en haber utilizado esa última jugada como parte de la victoria, durante la semana la vieron como una situación angustiosa en el que se jugaban todo a un partido.
En el que se juegan todo a ganar un partido en un campo contra un rival que no se jugaba absolutamente nada y esa presión fue insoportable, no la supimos manejar. Supuso un agobio extra para los jugadores, hubo multitud de errores en el partido.
En la primera ocasión que tuvimos la tiramos al palo y a partir de ahí todo fue para abajo, luego tuvimos dos o tres ocasiones más de partido en la primera parte y para abajo, no supimos acertar, entró mucho nerviosismo y la primera acción defensiva que tuvimos nos hicieron ellos gol.
Y al final fueron cayendo un gol tras otro de ellos. Nosotros que éramos capaces de llegar al área rival no éramos capaces de hacer gol y descendimos a esa última jornada. Lo que parece una decisión acertada a priori, porque te estás jugando todo en la última jornada en la que el rival no se juega nada, al final valoras todo.
Consideraciones finales sobre la mentalidad del entrenador de fútbol base
Si percibes bien lo que ha ocurrido es que no se ha tenido en cuenta que se tenían jugadores de diecisiete y dieciocho años que son impulsivos, que quieren ganar a toda costa, que no entienden las situaciones de riesgo que se pueden dar en un partido y el saber aplicar luego toda esa presión para la semana siguiente en una última jornada es muy complicado.
Así que nada espero que te haya gustado este análisis sobre la Mentalidad del entrenador de fútbol base de fútbol base. Seguimos viendo aspectos de juego, de situaciones que te pueden pasar y las analizaremos.
Te recomiendo que te leas este libro, “Pensar rápido, pensar despacio”, es verdad que es algo denso pero tiene cositas muy interesantes que las puedes aplicar para gestionar emociones y también al fútbol.
Espero que te haya gustado análisis y déjame en los comentarios tus impresiones sobre esta situación que se planteó. No me queda sino invitarte a seguirme en las redes de Aprende Entrenando y nos vemos en la siguiente entrada, ¡chao!
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